Cuando nos compramos una cámara réflex digital por primera vez, siempre tenemos la idea, como es lo normal, que nuestras fotos van a cambiar y van a ser estupendas y maravillosas, pero no nos damos cuenta de que una cámara es como cualquier otra cosa que compramos, hay que saber al menos manejarla básicamente para obtener ese resultado esperado, de nada vale tener un BMW si no sabemos conducir.
Voy a plantear en esta charla, algunas ideas que creo son interesantes para los que se enfrentan por primera vez a ese desafío de botones, conmutadores, ajustes y demás, que la cámara anterior compacta no tenía, no daré inicialmente consejos sobre fotografía y si sobre el manejo inicial que todos los que compran una Réflex por primera vez deben seguir.
Cuando hablo de esto, en algunas clases que me han invitado a dar sobre este tema, siempre comento lo mismo y pongo un símil que se entiende muy bien, imaginemos que nos hemos comprado un coche, no entro en marcas, como no voy a entrar en la cámara réflex comprada ¿Qué es lo primero que se hace cuando te lo dan en el concesionario para llevártelo a casa?
Lo primero seguro cuando os dan las llaves para que os lo llevéis, es preguntar algunas cosas básicas, como cuanta gasolina tiene, donde están los papeles del coche, etc. y realizar algunas acciones típicas de corrección, como sentarnos al volante y ajustar el espejo interior, exterior, ajustar el asiento para estar cómodos y llegar bien al volante y pedales, buscar donde meter la llave para arrancar, en fin ajustamos un poco los parámetros más básicos del coche a nosotros mismos para poder conducir bien.
Y si esto ocurre así en este caso y en muchos otros similares ¿por que normalmente no hacemos esto con nuestra nueva Réflex? pues simplemente porque lo que normalmente hacemos nada más sacarla de la caja es disparar y ver, pero sin ajustar nada. Fijaros que si hacemos eso en el coche recién comprado, puede hasta que no podamos frenar porque no lleguemos bien al pedal del freno porque el asiento está muy atrás y en la cámara llevarnos una desilusión infundada.